ENTREVISTA

«Una novela es como subir una montaña».

Por Ángel Vivas. El Mundo, 11 de mayo de 2013, pág. 51.

La amistad, que, como nos decía Borges, es una forma del amor, está presente desde el título –Un amigo así (Planeta)– en el libro más reciente de Martín Casariego.

«Quería hacer una novela sobre la amistad, que es algo muy importante en nuestras vidas, pero está mucho menos tratada en la literatura que el amor», dice el escritor. «El alpinismo vino después», añade a propósito del otro gran pilar de su relato. Así que, contagiados del particular sentido del humor de uno de los protagonistas, podemos decir que, a estas alturas, Casariego ha escrito una novela sobre la amistad

A primera vista, Un amigo así puede parecer uno de los escasos ejemplos de novela de deporte en la narrativa española (un precedente obvio es El Alpe d’Huez de Javier García Sánchez). Lo es… hasta cierto punto. El alpinismo aporta el contexto y da pie a ciertas reflexiones interesantes que tienen mucho que ver con el motivo de la novela. Que no es otro (además de la amistad) que hablar del evidente fin de época que estamos viviendo, y que se refleja en casos tan distintos como la propia Europa o los periódicos, dos logros de los que Martín Casariego siente orgullo.

«Quería mostrar que el periódico es uno de los grandes logros de la cultura, que nos da cada día un resumen de la historia del mundo», dice el escritor. En cuanto al alpinismo, «es una construcción mental, obra de Europa», se dice en la novela. «El alpinismo nace en Europa en el siglo XVIII», explica Casariego. «No puede nacer en otro tiempo ni otro lugar; empieza porque alguien sube a una montaña con un fin científico, y eso se va convirtiendo en un deporte en el siglo XIX». El alpinismo, el deporte en general, además, es esfuerzo, superación; y, en ese sentido, funciona como una buena metáfora de la vida. «Y hacer una novela», añade Martín Casariego, «también se parece a subir una montaña; nunca lo haces de una vez, te paras, corriges el camino. Yo no podría hacer una novela en una semana. Ésta, por ejemplo, la he trabajado mucho; la he reescrito entera durante un año».

La reescritura ha tenido que ver con hacer menos complicada una novela con muchos saltos en el tiempo, distintas voces narradoras y en la que, como en la clásica de García Márquez, se anuncia una muerte en las primeras páginas.

«Escribes con la intención de que el lector sienta la necesidad de pasar constantemente a la página siguiente. Para ello tienes que usar esos mecanismos: que el lector no sepa qué va a pasar, o que lo sepa, pero no el cómo ni el porqué», explica Martín Casariego. «He hecho la novela más sencilla de lo que era en la primera versión porque la oscuridad casi siempre es más un defecto que una virtud». Escribir Un amigo así le ha aficionado, naturalmente, al alpinismo a Martín Casariego. Pero sólo intelectualmente. Se ve incapaz de emular a sus personajes, aunque tengan la misma edad que él. En lo que va a seguir es en la escritura de novelas juveniles, que últimamente tenía un poco descuidadas. «Llevo seis años sin publicar una novela juvenil, pero ahora mismo estoy escribiendo una. Para mí son tan importantes como las novelas que podemos llamar para adultos y tienen el aliciente de que son las novelas que forman lectores. En todo caso, el reto que yo siempre me planteo es que sean novelas que gusten a los 14 años y le sigan gustando al lector cuando tenga 50»

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