ENTREVISTA

La literatura que más me gusta tiene más que ver con la emoción que con la inteligencia.

Por Tino Pertierra. La Nueva España, 9 de enero de 1998.

Una de las mejores novelas del año pasado empieza así: «El coche circulaba por la carretera asfaltada a ochenta por hora, no daba para mucho más, con las luces largas que no iluminaban demasiado». Se titula La hija del coronel y desgarra una historia de enamoramientos y muertes en una Melilla de legionarios y pasiones. Su autor es Martín Casariego Córdoba, de padre ovetense, que nació en Madrid en 1962. Licenciado en Historia del Arte, logró el premio «Tigre Juan» en 1989 por su primera novela, Qué te voy a contar, a la que siguieron Algunas chicas son como todas, Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero, Mi precio es ninguno, El chico que imitaba a Roberto Carlos y Qué poca prisa se da el amor. También ha escrito cuentos infantiles y guiones para televisión y cine, como Amo tu cama rica. La hija del coronel recibió el XXIX Premio de novela «Ateneo de Sevilla».

-¿La literatura tiene algo de enamoramiento?

-Sí, cuando empiezas a escribir es porque estás enamorado de los libros y estás dispuesto a darlo todo sin saber lo que vas a recibir a cambio.

-¿Corre mucho escribiendo?

-Al principio, sí. Una vez tengo pensada la historia, sé los personajes principales, y tengo claro cómo va a terminar y a empezar, me lanzo a tumba abierta. Luego llega la corrección y voy más lento. 

-¿Le preocupa que algunos críticos lo consideren intrascendente?

-Hagas lo que hagas siempre te pueden atacar. Si escribes una historia con acción, te pueden decir que es muy vacío y parece cine, y si escribes una historia en la que no pasa nada, pueden decirte que es un ladrillo. Con los años me importa menos, puede molestarme algo, pero nunca tanto como para afectarme en lo que escribo después. 

-¿De dónde saca las historias?

-Las ideas son muy simples, pero te tienen que ir ganando. Si te pones a pensar argumentos se te ocurren seis en una tarde, pero luego seríamos incapaces de escribirlos; te tienen que conquistar poco a poco. Nunca me he precipitado porque la idea sea buena en sí. Dejo que crezca hasta que me apetezca escribirla.

-¿Cuántas veces ha dicho estupideces como «te quiero»?

-Me he quedado más bien corto. Una de las cosas de las que te das cuenta con los años es que hay que ser más valiente en la vida personal, no en esas grandes aventuras de película que nunca tendrás. Yo he sido muy cobarde. Quizá esa novela de la que sacas la pregunta la escribí para darme valor.

-Una curiosidad. ¿De dónde salió el título de Amo tu cama rica?

-No es mío. Estábamos dándole veinte mil vueltas, yo quería que se llamara La tuerca y el tornillo, pero no gustaba a nadie. Emilio Martínez-Lázaro, el director, tenía el título de un corto suyo, Amo mi cama rica, lo propuso y es el que quedó tras grandes discusiones.

-¿No le apetece dirigir?

-Sí, pero tengo que aprender bastante aun. Me da bastante miedo. Aunque tengo ganas, como soy muy cobarde, lo tomaré con más calma.

-No como otros.

-¿Lo dices por Ray Loriga? No me parece mal que alguien lo haga, pero yo no me atrevo. Si no dirijo nunca será una frustración, porque después de hacerlo seguiría siendo escritor; no aspiro a convertirme en director con larga carrera detrás. Tengo que ver más rodajes de cerca y de forma continuada. He ido dos días a algunos y me he aburrido tanto que no he vuelto.

-¿Está criminalizado tener un estilo cinematográfico? 

-La gente que dice eso nunca ha visto un guión. Eso del estilo cinematográfico es una gran mentira. Las novelas son novelas y cualquiera de las mías requiere un trabajo de adaptación muy grande. He escrito novelas y guiones y hay enormes diferencias. Suelen ser críticas producto de la ignorancia o de la mala leche.

-¿La literatura debe ser como el amor, que usted ha definido como pasión, descontrol e imaginación?

-La literatura que me gusta tiene mucho más que ver con la emoción que con la inteligencia. La novela debe de estar bien pensada y estructurada, por supuesto, pero lo que me importa más es la parte que tiene que ver con los sentimientos.

-¿Qué me va a contar en el próximo libro?

-Una novela que estoy haciendo a saltos durante muchos años. Es una historia dividida en tres épocas de la misma persona, contadas por el hermano pequeño del protagonista. Es una historia de amor perfecta en la primera parte, luego de desamor y, finalmente, en la tercera narro el viaje que emprende para encontrarse de forma mágica al amor juvenil. No sé si va ser un desastre o mi mejor novela, pero no será una novela más. 

-¿Es peligroso escribir sobre la ternura? 

-Lo es si te quedas a medio camino y resultas ñoño, pero si logras lo que te propones es fantástico.

-¿Iría de copas con un crítico?

-Si no tiene mala leche, sí.

-¿Escribe mejor enamorado o desenamorado? 

-Desenamorado. Hay más tiempo.

-¿Ajusta cuentas con alguien?

-No soy vengativo. Si alguien me ha hecho algo, lo olvido. ¿Para qué ponerlo en la novela y recordarlo para siempre?

-¿Ha enamorado a muchas chicas escribiendo? 

-A ninguna. Se liga más de torero o de cantante. 

-¿Se mueve mucho por los saraos literarios?

-Ni mucho ni poco. Más que antes, pero porque conoces a más gente.

-¿Hizo la mili? 

-Sí, pero no en la Legión. La única experiencia directa que hay en La hija del coronel es que me iba después de comer con otros soldados entre unos carros y desde allí veía a una chica montando a caballo. Así es la primera aparición de la hija del coronel.

-¿Su precio como escritor? 

-Antes casi ninguno y ahora espero que haya subido un poco más. No he sabido negociar, ni siquiera tengo agente. [Actualmente sí tiene agente: Mónica Martín de MBA Agencia literaria]

-Ha escrito novelas de amor, de humor, policiacas, de aventuras… ¿Lo siguiente será un western o una novela musical?

-Un western no estaría nada mal… Me gustaría escribir una historia que transcurra en la Edad Media, pero a largo plazo.

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